SERPIENTE
Existía un punto ciego o de fuga, ahora iluminado entre propuestas como la de Mikel Laboa y Einstürzende Neubauten, entre las exploraciones tonales que hace casi un siglo exploró el musicólogo alemán Theodor Adorno, del que Serpiente, un trío bilbaíno compuesto por Ana Arsuaga, Beatriz Perales y Elena Núñez, ejercen como médium. Serpiente aúnan el post-punk más tétrico, pérfido y necroso de los años 80’, las cavilaciones hacia el surf-pop más gótico y una evidente conexión con el movimiento cultural vasco Ez Dok Amairu, que entre 1966 y 1972 se dedicó a recuperar la cultura vasca y renovarla. El primer LP del trío vasco es de clara motivación experimental, descubriendo nuevos márgenes que van más allá de los géneros preestablecidos y que presenta a Serpiente como una de las voces más inclasificables y necesarias para reconstruir tanto el post-punk como la reivindicación del folclore euskaldun. De ahí que, en los poco más de veinte minutos en los que se extienden las nueve canciones, cantadas en euskera y castellano, que componen este debut titulado «Krisanteilu», se abra un nuevo paradigma: el de un punk con acceso al museo y el de un arte de vanguardia con acceso al pogo, el mosh y el slam.